"El efecto mariposa es un concepto de la teoría del caos. La idea es que, dadas unas condiciones iniciales de un determinado sistema
caótico, la más mínima variación en ellas puede provocar que el
sistema evolucione en ciertas formas completamente diferentes,
sucediendo así que, una pequeña perturbación
inicial, mediante un proceso de amplificación, podrá generar un efecto
considerablemente grande a corto o medio plazo de tiempo.
Su nombre proviene de las frases: "el aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo" (proverbio chino) o "el aleteo de las alas de una mariposa puede provocar un Tsunami al otro lado del mundo" así como también "El simple aleteo de una mariposa puede cambiar el mundo".
Esta interrelación de causa-efecto se da en todos los eventos de la
vida. Un pequeño cambio puede generar grandes resultados o
hipotéticamente: "el aleteo de una mariposa en Hong Kong puede desatar
una tormenta en Nueva York". (Wikipedia, Efecto mariposa)".
Toda esta introducción viene porque me he pasado la mañana escaneando fotos de mis primeros años en la escuela. Ya saben, una revisión de lo que una fue y ya no es.
Y conforme hacía mecánicamente esa tarea, pensaba que nuestra profesión se parece a ese hermoso efecto mariposa.
Imagínense por un momento que cada docente es una de esas mariposas y sus circunstancias. Esas "circunstancias" están en nuestro interior lastrando quizá nuestro vuelo. Que si las leyes educativas de turno son infames,... que si no tengo material ni para empezar,... que si las familias no me entienden,... que mi claustro me ignora,... que los niños vienen asilvestrados de casa y así no se puede hacer nada,... que no tengo ni idea de informática,... que me encuentro sola,... que tengo miedo a los cambios,...
Pero, de momento,... ¡descubrimos que tenemos alas! ¿Cómo lo hemos sabido?... Porque nos esperan cada día a la puerta del aula...
Son esos seres bajitos con todo por construir,... ¡y nos admiten en su mundo y nos miran esperanzados!
Y es entonces cuando piensas,... ¡aletea, Conchita, no te pares, no reposes siempre en las ramas! Tienes todo el combustible que necesitas: el convencimiento de que puedes cambiar cosas, una forma de ver la vida que quieres compartir, ganas de aprender de tu alumnado y disposición para gastar tu tiempo en hacerlo, y un material de primera con el que disfrutar por el camino, ¡sea este cuál sea!
¡Aletea!
Y resulta que unas veces haces lo que sabes que tienes que hacer, y otras, reposas... Unas cuantas más, te equivocas,... Pero siempre es mejor provocar cambios por pequeños que sean, que saber que habría que hacer algo y... reposar.
Y resulta también, que en ese camino de 39 años, 9 meses y 17 días, llegó un momento en que me ayudaron a revolotear mejor un colectivo de docentes que no tienen precio: mi querida Tribu 2.0, a la que nunca le agradeceré bastante tantos mimos, tanto cariño, tanta compañía...
Así que aquí os dejo, como es mi costumbre, el
Photopeach correspondiente. En él me veréis
aletear/reposar cronológicamente en mi devenir educativo. También está la música correspondiente, ya sabéis que para mí eso no es cuestión baladí. No podía ser otra, claro, que la banda sonora de la película
"El efecto mariposa", de Oasis. Estas son cosas que para mí cierran el círculo.