Autor: Juan Alberto López Pérez, blogmaníaco número 62.
Año 2536, 14 horas, día 9 de enero. Hace un calor sofocante. Desde la gran guerra de 2432, en la que se acabó con casi toda la capa de ozono, siempre hace un calor sofocante.
Me llamo Luis Felipe y estudio en 6º de AQUELLO, soy blogmaníaco de la 500 generación. Esta mañana, tras desayunar la píldora de vitaminas y ponerme mi traje autorrefrigerado con aire acondicionado, me dirigí como todas las mañanas al colegio utilizando el teletransportador público.
Todo marchaba calurosamente bien, bajé dos grados el termostato de mi traje cuando, de repente, me encontré con mi archienemigo el Ratoncito Pérez que, como todos sabemos, se volvió loco debido al calor.
Ahora se dedicaba a robar dientes definitivos, ya que descubrió que eran de mayor calidad. Desde que mi padre el doctor Gazpáchez inventó la máquina para agrandar las cosas, intenta secuestrarme para chantajearle y conseguir la máquina.
Lo que desconoce es que mi madre, guardiana y creadora de mis armas anti-Ratoncito Pérez, ha creado una minúscula ametralladora capaz de convertirlo en un cacho de queso.
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Ilustración del autor |
Su objetivo hoy no era secuestrarme. Se había fijado en un grupo de niños de 4º de AQUELLO y quería arrebatarles sus preciosos dientes blancos, que relucían como la segunda Luna de la Tierra.
¡Esta era mi oportunidad! Saqué la micro-arma de mi bolsillo con la telequinesia que mi Súper-Abuela me enseñó y ¡¡¡BOOM!!!, un único y certero disparo bastó para comprobar que mi madre volvía a tener razón...
... Me había engañado y la micro-arma no acababa con el pequeño travieso ratón. Lo convirtió en un pequeño ratoncito superinteligente que comprendió de inmediato el daño que había hecho.
Desde entonces, dedicó el resto de su vida inmortal a construir robots para mejorar la vida de las personas.
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Ilustración del autor |