Primera actuación de los delegados

El viernes, día 5 de octubre, cuatro días después de su nombramiento, la delegada Paula Pérez y el subdelegado Carlos Hernández estrenaron su cargo mediando en un conflicto entre profesora y alumnado que viene desde el curso pasado.

Se trata de la vieja reivindicación de escuchar música en la clase de plástica. El año pasado se suspendió ese "premio". Los delegados han retomado una negociación que quedó en punto muerto y sin vías de solución.

Los dos vinieron a plantearme la apertura de negociaciones. Puse mis condiciones que ellos transmitieron a sus compañeros/as.

Carlos, el subdelegado, recabando opiniones de los/as compañeros/as.

Eran sólo dos:

1.- Debía guardarse un relativo silencio, sin el cual no se podría escuchar la música.

2.- No aceptaría canciones en cuya letra se fomentara la violencia, el racismo, la xenofobia,  o el machismo. Con especial atención a las que consideran a la mujer simple objeto sexual (hemos hablado de qué quiero decir con eso y he puesto el ejemplo del reggaeton, música que tuve que quitar más de una vez el año pasado).

Ante mis condiciones, los delegados me ofrecieron las siguientes propuestas de mis alumnos/as:

1.- Intentarían susurrar (quedamos en que el término medio hablar bajo estaría bien).

2.- Nada de reggaeton o similar.

3.- Saldrían al ordenador a poner música por orden de lista: primero el del medio, luego uno de arriba, luego otro de abajo, y así sucesivamente.

Veremos si todos/as cumplimos aquello a lo que nos hemos comprometido para mejorar el ambiente de convivencia en nuestra clase.

Paula, la delegada, en plenas negociaciones.

Por mi parte, voy a pedir poner música también como la número 23. ¡Algo más que Jennifer López, ganadora por goleada de sus gustos musicales, deberían oír! Prometo no empezar directamente con el rock; pasaré antes por las bandas sonoras de películas (La vida es bella, Desayuno con diamantes...) y un poquito de clásica!